miércoles, 29 de mayo de 2013

Muerte al paso conocido IV: Maraña

Marcelo, Marcelo Patricio Pérez Cárdenas, vaya nombre mas horrendo, veinticinco años con éste encima, seguramente un poco mas, el nombre lo tenían planeado desde mucho antes por culpa de mis abuelos, Patricio Perez y Marcelo Cárdenas, que descansen en paz, y que no dejen de hacerlo.

¿Yo? Solo soy un residuo que pretende manifestar su voz, nada del otro mundo, claro está. Poseo una mente abrumada, molesta, directa, al grano, que no pretende darle sentido a sus pensamientos, que solo piensa fluir

¿fluir? ¿de que demonios estás hablando? cuando soy incapaz de definir mi estado, cuando soy incapaz de definir mis sentidos, sólo dejo fluir por la rivera del sentido común a la mayor expresión de odio e impotencia que puedo llegar a sentir.

Amigos míos, gracias por entender mi lucha, por definir mi camino, por respetar mis problemas de todo tipo, desde el deficit atencional, hasta mi adicción a las drogas, GRACIAS

Marcelo se levantó y cargaba en su mochila un potente explosivo el mismo día en que se celebraba el año nuevo en todo el mundo.


I: Lo que me hubiera gustado hacer, la manera en la que me hubiera gustado haber sido recordado, el final de una manera en la que pude haberle sacado provecho al perecer.

II: Lo que hubiera sucedido al envejecer, pero sin exceder, lo que hubiera ocurrido si hubiera confiado en alguien que no tenía puta idea de como ser uno conmigo, alguien que hubiera disfrutado al llevarme conmigo

III: Lo que hubiera deseado si aun estuvieras conmigo, lo que hubiera anhelado con el simple hecho de poder destruir tu vida y todo lo que ella produjo, un homicidio permitido hasta por las leyes mas conservadoras del mundo.

IV: Yo, deseando ser recordado por gente que nunca me conoció, deseando ser odiado por gente que sólo me conocer por la última decisión que tomé antes de morir. Ver como el placer...

V: Lo que habría hecho en caso de estar completamente deprimido, abatido, sumergido, perdido.

Era año nuevo, y de un momento a otro Marcelo divisó un grupo enorme de gente, casi la mitad estaban ebrias, la unica manera era llevarselos consigo.

Un niño se cruzó ante Marcelo, quien caminaba hacia la masa de gente, con la pobre intención de detonar su explosivo y llevarse a todo aquel que se dignara a estar alrededor, caminaba naturalmente, hasta que el infante se cruzo.

Y su mirada, su mirada develó todo ante los ojos de este hombre, su mirada destruyó la consigna inexistente del mundo real, su mirada penetró tan hondo que el jamas se hubiera sentido capaz de mitigar esa experiencia, su mirada mostró su defectos, sus falencias, sus sueños e intenciones, su mirada se hacia mostrar como si fuera vista por millones de personas, aunque la cantidad mas cercanas de humanos eran casi doscientas, a varios metros de allí, Marcelo y el pequeño estaban solos.

Y la intención de Marcelo por acabar con su vida y la de su entorno se mantuvo, sólo que ahora su entorno solo era ese niño, quien no paraba de mirarlo, quien no paraba de sumergirse en la mente de Marcelo.

Eres todo lo que eres y sufres todo lo que debes sufrir, nadie respira por voluntad, nadie existe por seguridad, nadie percibe por humildad, y nadie llora por bienestar.


Su explosivo se activó, causando su muerte, el pequeño niño que mas adelante seria reconocido en funerales de otras personas, salió ileso, el pequeño estaba practicamente al lado del suicida, cuyos restos volaron en todas direcciones, alertando a todo el perimetro, el niño caminó. Marcelo fue recordado como un terrorista fracasado, nunca nadie conoció sus verdaderas intenciones, ni siquiera usted, lector.

1 comentario :