sábado, 30 de marzo de 2013

Muerte al paso conocido II (Rent a Car)



Se recomienda leer la primera parte, sin embargo no es del todo necesario: Muerte al paso conocido I

Andrea


A diferencia de la mayoría de los días vividos por Marco, él no hablo por dos días seguidos, seguramente hubiera pasado aún mas tiempo sin decir una palabra, pero nadie estaba seguro de eso, Marco había desaparecido misteriosamente.

Salió de casa como de costumbre, a las seis de la madrugada a su oficio que ya dominaba al derecho y al revés, Su esposa en casa lo extrañó recién en el segundo día que salió de su hogar, en éste, Andrea vivía su vida aparte. Cinco años de matrimonio que parecían cincuenta, una relación que decayó desde el primer día de pololeo, ocho años atrás. tanto él como ella recuerdan ese primer día como uno de los mejores jamás vividos, pero ambos sabían que recordar no traería nada de vuelta, pero si les servía para apaciguar el ambiente, el cual en cierto modo era necesario de domar casi día por medio, el ambiente, el amor, la unión, el compromiso, todo fue lentamente carcomido por el nemesis de todas las relaciones, ya sea amistad, negocios o amorosa; estamos hablando de la rutina.
Hasta que Marco guardó silencio de manera repentina, el cual le hacía grata compañía 
La primera noche que Marco desapareció Andrea durmió sola, de hecho, de haber estado Marco en ese mismo lugar, a esa misma hora, entregando sus brazos a su mujer, recibiendo su cuerpo, haciendo el amor y despidiéndose con un apretado beso no hubiera hecho diferencia alguna: Andrea, casada, sin hijos y con dos amantes de turno se sentía sola.
Pero esa soledad traía consigo un presentimiento que jamás había sentido anteriormente, y decir eso con todos los altibajos (mas bajos que "altis") es arriesgar demasiado. Cuando ya(...)

El pánico comienza de a pequeños detalles


(...)Se descartaba la idea de que Marco avisaría Andrea empezó a reemplazar aquella soledad por el miedo, cada segundo ayudaba mas perder la calma. La puerta no sonaba, las llaves de Marco estaban en su velador (hace diez minutos que Andrea se dio cuenta) Toma su móvil y llama a su trabajo, el pánico crece aun más cuando nota que está llamando del teléfono de su marido (ambos tenían el mismo modelo, de haber estado mas tranquila Andrea hubiera notado inmediatamente que no era su aparato, también se hubiera percatado al instante de las 6 llamadas perdidas de quien figuraba en la pantalla como "Jefacho") el celular estaba en modo vibración activado, como detalle irrelevante podemos decir que de las seis veces que  se activó, Andrea nunca lo oyó vibrar.

-Oye idiota, ¿Sabes que horas son? te he estado llamando ayer durante todo el día, si hoy no te llamé fue porque ya tengo lista tu carta de desp...
-Habla la esposa de Mario -dice Andrea con una voz casi inaudible.
Una disculpa, un insulto, o hacerse el idiota, o arrojar el móvil contra la pared, cualquier cosa hubiera sido menos preocupante que las palabras que brotaron de la boca de Martín; jefe y casi amigo de Marco.
-Él lleva dos días sin venir a trabajar, por ley debería despedirlo pero ya...
Andrea volvió a interrumpir sus palabras, no con mas palabras, emitió un llanto, esta vez su boca no emitió sonido, apretó su Smarthphone con tanta fuerza que ambos lo oyeron crujir, debido a la fuerza aplicada (casi sobrenatural para las frágiles y dulces manos de Andrea) el celular se apagó en respuesta al daño recibido, al otro lado de la linea que ya había dejado de existir Martín iba a decirle que Marco andaba raro, que casi no hablaba (el "casi" sobraba, su pseudo amigo no había hablado) estuvo a punto de buscarlo, preguntarle que le pasaba, darle un par de inútiles y narcisos consejos, con el simple fin egoísta de poder liberar su conciencia si llegaba suceder lo peor, días después él soñaría lo que en una dimensión paralela hubiera ocurrido; se acercaba a su espacio, le preguntaba que le sucedía, en el sueño Marco no respondía, y yacía en su silla de la misma forma en que encontraron su cuerpo sin vida de Marco fuera del sueño, en la vida real seis horas horas después de la conversación con la viuda. La sonrisa del difunto resplandecía de manera opaca en todo el sueño, forzando a Martín a despertar. Él con el tiempo llego a pensar que enloqueció, pero era tan bueno aparentando (por algo llegó a ser jefe, todo fue por aparentar serenidad, seriedad, disfrazaba el común y corriente tinte de su alma con apariencias, no era el único claro, en tiempos pasados Marco también fue hipócrita con él, nunca pareció importar, ¿No es asi jefascista? ¿o jefacho?, si, definitivamente "jefacho" suena mejor) que nunca nadie noto cuan destruida yacía la mente de él.

Martín sintió asco de la llamada, asco por no poder terminar la conversación con Andrea, el odiaba ser interrumpido, en señal casi de venganza (¿O despecho?), dejó el móvil en el velador, se recostó boca arriba, se masturbó pensando en Andréa y se durmió casi instantáneamente después de su frió e insensible orgasmo (¿O debería decir eyaculación? si, definitivamente "eyaculación" encaja mejor) al otro día se justificaría diciendo que tenía que trabajar, ¡Vamos! el siempre se justificaba, odiaba perder.

Pero estaba perdiendo...

Andréa esa noche la preocupación, el miedo, el pánico, fueron tan enormes que hicieron un efecto similar al valium en su debilitado cuerpo. Se sentía sola, desprotegida, por primera vez en muchos años se dio cuenta de que amaba a Marco, en su mente solo resonaba la palabra "vuelve" que a veces cual autocorrección erronea que su celular hacía de vez en cuando, su mente convertía casi por rima el "vuelve" por "muerte". Bastó con que sonara esa palabra una sola vez para que Andrea tambien se diera cuenta que el amor que sentía por Marco no era mas que un amor egoísta e interesado, no por los bienes materiales, ella lo sabía muy bien, sus amantes fueron la prueba de ello, Oh, sus amantes.

Wilton, por nombrar a alguno, poseía suficiente dinero y bienes materiales como para que Andrea y él no volvieran a trabajar un solo día. Durante toda su vida Wilton se arrepentiría de haber intimado casualmente con Andrea, el la amo, mucho tiempo despues, infinitamente distante a los sucesos que tratan esta historía, Wilton moriría en el sueño, con noventa y dos año en el cuerpo, ese sueño de la mano de la muerte natural, veía a Andrea, envejecida, con una edad a la que jamás llegó, al lado de Wilton, ella le daría las gracias por todo, luego su sueño se iluminaría en su totalidad, luego moriría, con una sonrisa similar a la ultima de Marco, en un contexto completamente diferente.  

Por fortuna (¿O por desgracia?, si, definitivamente "por desgracia" era lo que alguien hubiera escrito si se hubiera inspirado en los hechos que relato para hacer un cuento, o una novela) de Marco, lo que le brindaba a Andrea era lo suficientemente fuerte para no dejarlo, podía serle infiel, mas no dejarlo, eso era imperdonable. 
Andrea se sentía protegida en brazos de Marco, jamás le interesó qué sentía el al tenerla en sus brazos, se sentía llena, y lo agradecía, Dios, como lo agradecía. esa noche, sin Marco, se preguntaba cuánto tiempo pasó desde la vez en que la gratitud se convirtió en costumbre. Intentó, mas no se pudo responder, luego de eso volvió a gemir un "vuelve". Si Wilton, Patricio o el joven pero viril Tomás Rodriguez (quien lejos de ahí, yacía muerto, chamuscado, casi hecho uno con el asfalto, ni aunque hubiera tenido alas hubiera sido capaz de sobrevivir a esa caida) o cualquier amante de su pasado (o de turno, claro está) o incluso Marco en persona hubieran estado durmiendo al lado de ella, hubieran despertado con ese ultimo "vuelve", estremecedor, como si hubiera sido la ultima palabra de una cabeza cediendo a la hoja de una guillotina, el condenado habría muerto, Andrea se durmió.

¿Por qué me haces esto?

Andrea despertó tarde, aunque un poco mas serena, Marco había sido secuestrado, o en el peor de los casos sufrió un accidente, como no llevaba su teléfono seguramente no andaría con su carnet de identidad, por tanto es un hombre casi imposible de identificar, a lo mejor esta inconsciente... (Mujer estúpida  la cédula de identificación la tiene en su billetera, en su bolsillo izquierdo, ¿Cómo pretendes que haga una transacción importante sin ese carnet?)  se sentía impotente, no había nada que ella pudiera hacer. ¿Qué fue lo último que le dijo antes de irse? ¿De verdad habló alguna palabra? no podía recordarlo, llegando a sentir incluso que hay algo mas allá enfocado en que ella olvidara. No pudo recordar.

Si la conversación entre Martín y Andrea la noche anterior hubiera fluido, seguramente hubieran sacado la conclusión, cada uno tenía una pieza distinta del puzzle que resolvería el enigma, Andrea era la encargada, de entre muchas cosas, de sacar las cuentas de gastos, pagos e ingresos del mes, por ende, todas sus cuentas, tarjetas, chequeras, eran compartidas, de seguro era la "cosa" que fluía de manera mas mutual en su relación, ella tenía las claves de todas sus cuenta de ahorro, tarjetas de crédito y débito. Jamás hubiera sido capaz de hacer la conexión sin la pieza faltante de Martín, era cinco de marzo, habían pagado hace cosa de dos días (por coincidencia, justo el día en que Marco perdió la voz) Saldría con sus compañeros el viernes, tomarían algo, se emborracharían y sólo Dios sabe que otras cosas mas. Andrea no pensó en eso. Estaba en blanco. Ignorando la conclusión: Ya habían pagado, sus tarjetas NO ESTABAN en casa, se está quedando en otra parte. Iba a llegar tarde o temprano, y todo volvería a ser como antes.

Con eso no se juega

Muy lejos de ahí, a setenta kilómetros exactos, la policía rompía un vidrio polarizado de un Toyota Tundra y encontraba el cuerpo sin vida de Marco Soto, Causal de muerte: Suicidio por intoxicación por CO2, lo que mas extrañó a la policía fue que no había ninguna manguera conectada al tubo de escape, sin embargo, casi por arte de magia, todas las personas que vieron el cuerpo del difunto ignoraron el hecho de la carencia de la manguera, el se había suicidado, Marco no tenía licencia de conducir, de hecho a penas sabía manejar. Lo odiaba, prefería levantarse en la madrugada y tomar locomoción, mejor el hedor de una micro al pánico de estar frente al volante. Pero ahí estaba frente al volante, con una sonrisa que hubiera tranquilizado hasta al mas esquizofrenico. Los cabos prefirieron quedar sueltos. Él se había suicidado.

Al rato sonaba el teléfono de red fija en casa de Marco, Andrea comenzó a llorar desde el primer timbre, era el servicio médico legal anunciando la muerte de su marido, en otra realidad la viuda hubiera seguido hablando con Martín la noche anterior, llegando a la conclusión de que Marco debió haber hecho alguna transacción en efectivo, ella hubiera accedido a su tarjeta de débito por internet y hubiera aparecido el siguiente registro en la cartola:

Hermanos Pineda Cardenas Rent a Car Ltda. 04-03-13 19:28 Marco Ignacio Soto Pradenas - Toyota Tundra 4x4Limited Patente NC-MJ77 Gasolina 5800cc Vidrios Polarizados PAI NO Días: 3 Total: $198,930

Luego se hubiera tranquilizado, tranquilidad que solo se presentaba en forma de auto engaño, seguramente hubiera sido peor ¿Para qué querrá una camioneta de lujo? ¿Y con vidrios polarizados? ¿Y casi por doscientos mil pesos? Seguramente ella no hubiera dormido esa noche. 

Marco se había suicidado, los detalles del velorio y entierro son irrelevantes, salvo el hecho de que un niño, al parecer solo, el día del funeral acudió con coloridas ropas. Nadie se atrevió a preguntar siquiera su nombre y no volvió a ser visto jamás. Si nadie le hizo ninguna pregunta era evidente: Era idéntico a Marco.

Se buscó alguna carta de despedida, alguna nota final, algo, lo que sea. Nadie encontró nada. No habían razones, motivos, culpables, frustraciones, por lo menos no de manera escrita. 

Martín jamás volvió a hablar con Andrea, Andrea no volvió a hablar con nadie, murió a la semana siguiente, una noche, ahogada con sus propias lágrimas, arrepentida de haber ignorado a su esposo durante todos estos años (¿O matado? si, definitivamente Andrea lo había estado matando)

Por Milton Jara


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